Aprehensión de la prensa

Aprehensión de la prensa |.

Aprehensión de la prensa

De jovencita, quise estudiar periodismo, todo por la idea romántica de seguir la huella de mi abuelo, un cubano decente que desde la manigua en El cubano libre y luego desde El Mundo y Bohemia me hizo sentir orgullo de mi apellido. Una orgullosa señora de apellido Nuiry a la que mi apellido no le decía nada, decidió no aceptarme en la Escuela de Periodismo, y luego de un largo rodeo, heme ahora como ciudadana cumpliendo aquel deseo de juventud. Me sorprendo ¿Congreso de la Unión de Periodistas? ¿Habrá Congreso, pero sobre todo, hay periodismo? Pues sí, me confirman. No estarán todos los que son, pero todos los que estarán son oficialistas. Seguirá la prensa independiente desconocida por sus homólogos certificados, aun cuando esa prensa establece el necesario contrapeso para contrastar puntos de vista y en no pocas ocasiones informa sobre temas importantes que sus colegas de gremio pasan por alto.

La prensa que nos “informa” da pena. Ningún periodista parece darse cuenta del ridículo de una noticia como: El gobierno sirio inflinge una derrota a los mercenarios terroristas y retoma el control sobre una importante zona de Alepo. Esta breve nota daría para un ensayo de cómo se trastoca la información que recibimos los cubanos. Nunca nos enteramos de que el gobierno perdiera el control de la zona, y seguimos sin enterarnos de que la oposición siria es heterogénea y básicamente nativa. La prensa cubana se da banquete con los males del mundo: la crisis en Europa, la corrupción política; qué decir de los Estados Unidos que hasta tienen un periodista particular (Nicanor León Cotayo, no, no es un personaje de Macondo), otro especializado en descubrir los nexos entre la CIA y la mafia anticubana. Con tantos problemas foráneos, y con tanta solidaridad internacional con la causa de los cinco, poco tiempo queda para la información nacional. Por eso no dicen casi nada de las detenciones y juicios por corrupción, del incumplimiento de la zafra azucarera, del cambio de seña del congreso de la CTC, de la deuda habitacional con los damnificados de los últimos ¿dos?, ¿cinco?, ¿ocho? ciclones… Y así las cosas, como dice el periodista Fritz Suárez Silva. Ah, y no son mentiras mías.

1 comentario en “Aprehensión de la prensa

  1. Yo soy un cubano de a pie. Leo, estudio y veo las cosas. Las malas y las buenas las veo. Sufro cuando alguien yerra y lo hace en nombre del estado. Me recomo el hígado cada vez que alguien hace algo que puede dañar la imagen de mi pueblo. Soy crítico de la prensa nacional, como casi todo el mundo. Es lógico porque es algo con lo que todos estamos en contacto, y con nuestra cultura o incultura emitimos juicios.
    Pero lo que más me fastidia (aquí debía ir otra palabra), es ver a los cubanos que se ganan la vida denigrando a su país con los mismos argumentos que lo hacen sus enemigos; que entre verdades, medias verdades, medias mentiras y mentiras atroces, mascullan sus odios y resentimientos, acaso sus frustradas aspiraciones migratorias o mercantiles.
    Cuba no es perfecta, la Revolución no lo es, tiene cientos, miles, hasta millones de defectos si juntamos los que tenemos cada uno de nosotros los revolucionarios que tratamos de echar ESTO para adelante. No, no es perfecta, pero sobre eso yo —muy particularmente— tengo una filosofía: mis padres, mi hermano, mi esposa y mis hijos no son perfectos, discuto con ellos a cada rato y me fajo (a veces nos decimos horrores). Pero eso sí: pobre del que me injurie a mis padres, mi hermano, mi esposa y mis hijos. Ay de quien ose ofenderlos, porque hay una diferencia muy grande entre criticar con saña y soberbia, y criticar con amor y fe en los demás.

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